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FAMILIGUAU

TERAPIA FAMILIAR ASISTIDA CON PERROS

DONOSTI

Universidad de Deusto

¿Qué es y para quién?

Proyecto de terapia familiar asistida con perros para familias con dificultades en sus relaciones vinculares, con o sin integrante canino.

¿Qué proponemos?

Aplicar las técnicas de psicología sistémica familiar sumando la convivencia con un perro integrante de la familia.

 

Se trata de terapia familiar basándonos en el comportamiento y bienestar del animal. Contemplando al animal como individuo integrante de la familia y a ésta como un sistema dinámico funcional. 

Partiendo de los sentimientos del animal y del estado en el que éste se encuentra en la familia, proponemos el análisis de la dinámica familiar, identificando los roles de los integrantes, trabajar la comunicación entre los miembros, la aceptación, valorar la predisposición al cambio,etc. 

 

Comenzando por un pequeño cambio en un integrante de la familia, se pueden lograr cambios en el sistema familiar completo.

Estructura del programa

El programa se desarrolla en varias fases:

 

Fase I: evaluación

Sesiones semanales de una hora y media de duración durante un mes. Tres sesiones de toma de contacto con los integrantes por separado y en conjunto. Análisis individualizado.

 

  • Primera sesión: Sesión Familiar. Genograma. Información del perro. (¿Cuándo llegó a la familia? Motivación de la familia. Historia del perro).

  • Segunda sesión: Sesión familiar. Posibilidad de ser sesión individual con un integrante más el perro o sesión de pareja de humanos más el perro. 

  • Tercera sesión: Sesión familiar. Sesión grupal más el perro o sesión familiar completa o sesión individual o pareja de integrantes humanos más perro.

  • Cuarta sesión: Sesión familiar completa. 

 

Fase II: devolución más propuesta de intervención

En esta fase, se desarrolla un informe de valoración familiar y del estado del perro. Se acuerda con la familia una sesión de devolución del informe con una propuesta de intervención adecuada a la familia y su problemática.

 

Fase III: intervención.

Sesiones quincenales de dos horas de duración hasta un máximo de 6 meses de duración. En estas sesiones se irán intercalando el formato dependiendo de la problemática que se esté trabajando. 

Objetivos

  • Fomentar la dinámica familiar óptima.

  • Estructurar los roles familiares.

  • Priorizar el trabajo en equipo.

  • Focalizar el bien común.

Evaluación

En la fase de evaluación se ofrecerá rellenar a los miembros de la familia un par de test psicométricos, ESPA y PAI-A, que se volverían a pasar al finalizar la intervención. Ambos test están orientados a la evaluación de adolescentes en la familia. 

Temas a trabajar

Comunicación asertiva y no violenta. Distribución de roles de los individuos en la familia. Análisis de expectativas. Aceptación. Identificación emocional. Empatía. Análisis de las características del nuevo integrante de la familia, el perro. Gestión de la frustración ante el no cumplimiento de expectativas.

Justificación teórica

La terapia sistémica está dirigida principalmente a la familia donde, a través de las consecutivas sesiones, el psicólogo actúa de guía para el paciente. Observa los distintos roles que tienen los miembros de la unidad familiar y sus posiciones con respecto al sistema para establecer su funcionamiento. El primer paso, dentro de las técnicas y pautas en psicoterapia, consisten en analizar y comprender en qué tipo de Sistema se encuentra el paciente para llegar al núcleo u origen de los problemas. El segundo paso puede ser modificar la posición y los límites entre los individuos que conforman el Sistema, o entre los subsistemas (subgrupos del grupo principal). De ésta forma cada individuo de la familia conocerá su posición dentro del grupo y lo que conlleva: funciones que le corresponden (o no), papeles que le han sido asignados (o no) y pautas para evitar relaciones negativas. Cada grupo familiar tiene múltiples vías a la hora de interactuar. La terapia familiar sistémica analiza las reglas que han ido creando para establecer sus formas de relación. Los límites, reglas y pautas dentro del Sistema familiar indican el orden de jerarquía y los límites entre subcomponentes. Los problemas surgen cuando se producen cambios en la jerarquía, o se sobrepasan límites entre subsistemas, lo que sucede, en muchos casos, por la misma evolución temporal o circunstancial. Dentro de la terapia sistémica se intenta modificar el tipo de patrón de interacción que se está dando en la familia y en la que todos sus miembros están implicados. Se van introduciendo pequeños cambios que progresivamente modifiquen dicho patrón conflictivo. Con ello se pueden conseguir dos tipos de cambios: Un cambio a nivel individual que no repercute en el conjunto del Sistema, por lo que no resulta fiable al no modificar la estructura general del Sistema en el que se origina el conflicto. Cambio en la estructura del Sistema que repercute en todos sus integrantes, con lo que se consiguen unos resultados duraderos. La terapia sistémica familiar tiene como objetivo encontrar solución a los problemas prácticos y reales dentro de las dinámicas familiares.

El perro y los problemas dentro de la familia

El perro es un animal muy social, que necesita convivir con su familia y otros congéneres para ser feliz y estar equilibrado. En muchas ocasiones el problema comportamental del perro es simplemente el síntoma del malestar de la familia. Los animales pueden deprimirse, sufrir ansiedad, padecer fobias o tener problemas de conducta, que les impiden convivir con normalidad en su entorno. Ellos también tienen un mundo emocional. Se estresan o entristecen, por lo que, además de velar por su salud física, hay que hacerlo también por su estado anímico. Si el perro no puede interactuar con su grupo humano y sentirse integrado, lo más probable es que surjan problemas de conducta, como los comportamientos destructivos o compulsivos, entre otros. Por ello, es recomendable mantener una comunicación adecuada con el perro para prevenir problemas de conducta y preservar el bienestar psicológico del animal. Un correcto planteamiento de la educación y sobre todo, mucho cariño, amor y paciencia, son ingredientes fundamentales para que el perro sea feliz y tenga un carácter equilibrado. Pero para conseguirlo, hay que saber cómo es un perro: cuáles son sus necesidades, cómo se siente feliz y cómo conseguir su bienestar y salud.  No hace falta que ocurra algo gravísimo en la familia para que los perros se vean afectados, las cosas cotidianas del día a día, si no son bien gestionadas, también les afectan. Un animal que vive en un ambiente inestable es muy propenso a desarrollar problemas emocionales, de conducta o físicos (somatización): Ansiedad por separación, romper cosas, llorar al quedarse solo Eliminación inadecuada. Estrés Hiperapego, necesidad continua de estar con alguien Ansiedad y excitación nerviosa, no parar quieto tirar de la correa, saltar a todo el mundo, no obedecer si lo sueltas ir como un loco Trastornos de miedo/pánico Ladridos continuos, problemas de agresividad Físicos: problemas de estómago, alérgicos, desarrollar tumores, dermatológicos Para solucionar los problemas anteriormente planteados, es necesario que la dinámica familiar cambie.   Si se está dispuesto a cambiar la situación es necesario hacer una terapia conjunta que haga que  LA DINÁMICA familiar cambie  para que todos se sientan mejor,  exista una buena comunicación y un vínculo emocional estable. En los últimos años, la configuración clásica de la familia está consiguiendo trascender y adaptarse lentamente al nuevo contexto social. De entre todas las formas familiares contemporáneas, una de las más controvertidas, pero que está empezando a llamar la atención de la comunidad científica y ganando momento social, es este modelo familiar interespecie. En él, los humanos y los perros gozan del mismo nivel jerárquico dentro del hogar. Cuesta imaginar que podamos conectarnos a un nivel tan complejo y profundo con un animal como con un ser humano, pero la ciencia no tiene el mismo parecer. “Hoy en día existen múltiples estudios con metodologías rigurosas que exploran las propiedades terapéuticas atribuibles al hecho de estrechar lazos con animales no humanos. Se han diseñado procedimientos concretos aplicados a múltiples problemas mentales u orgánicos de primer orden, como soledad en la vejez, depresión mayor, trastornos del neurodesarrollo o procesos demenciales, que cada día disponen de un mayor sustento empírico. No es de extrañar que muchas personas forjen vínculos realmente profundos y significativos con sus perros (a las que llegan a considerar como miembros de pleno derecho de sus familias), pues proporcionan desinteresadamente momentos de felicidad (sustentada sobre la aceptación incondicional) e incrementan la calidad de vida”, relata el psicólogo miembro de la Sociedad Española de Psicología, docente e investigador Joaquín Mateu-Mollá. Sin caer en los peligros de “humanizar” a los compañeros caninos, ni en el de “cosificar” al animal, proponemos la idea de Familia interespecie desde la comprensión, el respeto, la empatía y la confianza. Valores que nos llevan a aceptar al compañero peludo, intentar comprenderle y adecuarnos como especies diferentes para una convivencia óptima familiar.

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